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La tolerancia a la glucosa empeora con la edad, por lo que los problemas que no se controlan temprano pueden ser más difíciles más adelante.

La diferencia entre la prediabetes y la diabetes es que, cuando la persona tiene prediabetes, los niveles de azúcar en sangre son más elevados que lo normal (entre 100 y 125 mg/dl), pero no son lo suficientemente altos como para considerarlo diabetes.

“Si no se controla el nivel de azúcar en sangre y este aumenta, se puede llegar a tener diabetes de tipo 2″, advierte León Litwak (M.N. 40.398), profesor consulto del Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires y médico del Servicio de Endocrinología, Metabolismo y Medicina Nuclear del mismo hospital.

La buena noticia es que se pueden hacer algunos cambios de vida para evitar que la prediabetes se convierta en diabetes. Esto puede incluir:

Perder peso.

Ejercitar unos 30 minutos por día, cinco días por semana.

Comer menos alimentos con grasas saturadas.

Dejar de fumar.

Tratar la presión sanguínea elevada y el colesterol alto.

“Varios ensayos clínicos de larga duración y excelente calidad han demostrado de forma contundente que el ejercicio regular puede prevenir la aparición de la diabetes o retrasar su debut, así como hacer que cuando aparezca siga una evolución con menos comorbilidades y complicaciones”, detalla el médico.

La diabetes tipo 1
“En la diabetes tipo 1, que representa entre el 5-10 % de los que padecen la enfermedad, el sistema inmunitario destruye las células que liberan insulina. Sin ella, las células no pueden absorber el azúcar que necesitan para producir energía, por lo que sus pacientes han de inyectarse insulina. Al contrario de la diabetes 2, no es una enfermedad que se pueda prevenir”, explica Litwak.

El paciente puede empezar a tener muchísima hambre, porque los órganos no pueden conseguir la glucosa. También experimenta mucha sed y muchas ganas de orinar.

La diabetes tipo 2
La diabetes tipo 2, la más común, sobre todo para mayores de 40 años de edad, está relacionada con la resistencia a la insulina, independientemente de la deficiencia de la misma, y que puede estar presente con muy pocos síntomas durante mucho tiempo.

“Este tipo de diabetes suele desarrollarse durante mucho tiempo y las personas suelen tener sobrepeso u obesidad, un bajo nivel de actividad física, una dieta no saludable… Y se manifiesta sobre todo en adultos. Es bastante normal no tener síntomas durante años, muchas veces no se detecta si no se realizan análisis de sangre constantes”, señala el especialista.

Lo principal a recordar es que ambos son tan serios como el otro. Tener niveles altos de glucosa (o azúcar) en la sangre puede causar complicaciones, sin importar si se tiene diabetes tipo 1 o tipo 2. Entonces, ante cualquiera de las afecciones, hay que tomar las medidas correctas para manejarla.