Diabetes tipo 2
La diabetes tipo 2 es una afección crónica que afecta la asimilación de la glucosa (un tipo de azúcar que se obtiene a través de los carbohidratos que consumes) en el cuerpo. La glucosa es el combustible que necesitan tus células para funcionar. Necesitas glucosa para tener energía. También necesitas insulina, una hormona producida por el páncreas, que ayuda a la glucosa a penetrar en las células para convertirse en energía.
Aquí está el problema: las personas con diabetes tipo 2 (también conocida como diabetes mellitus) no pueden asimilar o almacenar adecuadamente la glucosa, ya sea porque sus células se resisten a ello o, en algunos casos, porque no producen la suficiente. Con el paso del tiempo la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo, lo cual puede producir serias complicaciones de salud si las personas no toman medidas para controlar los niveles de azúcar en la sangre.
La diabetes tipo 2 afecta a más de 29 millones de estadounidenses, incluidos casi 8 millones que no saben que la sufren. Tendrás un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 si esta corre en tu familia, según tu edad o etnicidad, o si eres sedentario o tienes sobrepeso.
La diabetes tipo 2 vs. la diabetes tipo 1
¿Cuál es la diferencia entre la diabetes tipo 1 y la diabetes tipo 2?
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune en la que el organismo no produce insulina. El sistema inmunológico destruye las células que producen insulina en el páncreas. La diabetes tipo 1 se le dignostica por lo general a niños, adolescentes y adultos jóvenes. Las personas con diabetes tipo 1 necesitan terapia de insulina a lo largo de sus vidas.
La diabetes tipo 2 es mucho más común. En la diabetes tipo 2 el cuerpo no asimila la insulina adecuadamente o, en algunos casos, no produce la suficiente. Se le dignostica por lo general a adultos de mediana edad o mayores, pero cualquiera puede desarrollarla. Se puede controlar con dieta, ejercicio y medicamemtos.
¿Qué causa la diabetes tipo 2?
La diabetes tipo 2 ocurre cuando el cuerpo no usa la insulina como debería hacerlo o cuando el páncreas no produce la suficiente para transportar la glucosa del torrente sanguíneo hacia las células. Por consiguiente, la glucosa se acumula en la sangre e incrementa los niveles de azúcar en la misma.
La resistencia a la insulina se produce cuando tu cuerpo no puede usar debidamente la insulina. La mayoría de los casos de diabetes tipo 2 se debe a la resistencia a la insulina. Los científicos no han encontrado por qué las células se vuelven resistentes a esta, pero es claro que ciertos factores genéticos y de estilo de vida juegan un papel. Estos son los más comunes:
• Tus genes. La diabetes tipo 2 tiende a correr en las familias. Los científicos no han hallado qué gen o genes es responsable de la resistencia a la insulina. Sin embargo, si heredas ciertos genes que incrementan tu riesgo no quiere decir que desarrollarás diabetes tipo 2. Tu estilo de vida influye mucho también.
• Tu raza. Ciertos grupos raciales, especialmente los afroamericanos, latinos, indígenas americanos y asiáticos americanos/originarios de las islas del Pacífico, tienen más riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 que las personas de raza blanca.
• Tu estilo de vida. No puedes cambiar los genes que heredaste, pero sí puedes controlar cómo vives. El sobrepeso es el principal factor para desarrollar resistencia a la insulina, especialmente si llevas ese peso extra alrededor de la cintura. Ser sedentario, fumar, beber demasiado alcohol y consumir una dieta alta en grasas, baja en fibra y con mucha azúcar puede incrementar tu riesgo de tener diabetes 2. Puedes reducirlo adoptando hábitos saludables.
• Tus problemas de salud. Otros problemas médicos que pueden aumentar tu riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 incluyen:
• Tener prediabetes. La prediabetes significa que se tienen niveles de glucosa en sangre más altos de lo normal, pero no lo suficientemente altos como para un diagnóstico de diabetes tipo 2. Las personas con prediabetes que no controlan sus niveles de azúcar en sangre pueden desarrollar diabetes tipo 2.
• Tener diabetes gestacional. Las mujeres con diabetes gestacional tienen niveles de azúcar en sangre elevados durante el embarazo y un mayor riesgo de desarrollar diabetes 2 más adelante. A las madres se les deben hacer pruebas 6 a 12 semanas después de dar a luz para ver si han desarrollado esta afección.
• Tener otra afección relacionada con la diabetes tipo 2. El síndrome de ovario poliquístico, por ejemplo, afecta las hormonas sexuales de las mujeres y está asociado con un alto riesgo de diabetes, así como un historial de enfermedad cardíaca o derrame cerebral.
Síntomas de la diabetes tipo 2
La diabetes tipo 2 te puede tomar por sorpresa. Muchas personas no saben que la sufren porque los síntomas por lo general se desarrollan poco a poco a lo largo del tiempo. Sin embargo, hay que estar pendientes de varias señales de la diabetes tipo 2. Indicadores tempranos incluyen la evacuación urinaria frecuente, la sed y el hambre. Con el paso del tiempo, demasiada azúcar en la corriente sanguínea puede ocasionar otros síntomas, como heridas que tardan en sanar e infecciones frecuentes. Si desarrollas cualquiera de estos síntomas de diabetes tipo 2, consulta con tu médico.
• Evacuación urinaria frecuente. Ir al baño con más frecuencia o producir más orina de lo normal (incluso en la noche) puede ser una de las primeras señales de diabetes tipo 2. La evacuación urinaria excesiva, llamada también poliuria, sucede cuando los niveles de azúcar en sangre son muy altos. Los riñones tienen que hacer un mayor esfuerzo para filtrar el exceso de azúcar en la sangre y parte de esta se evacúa a través de la orina.
• Aumento de la sed. La sed excesiva, también llamada polidipsia, es otra señal clásica de la diabetes tipo 2. Cuando tus niveles de glucosa en sangre son más altos de lo normal, el exceso de azúcar pasa a tu orina arrastrando agua con él y te hace orinar más frecuentemente. Esta evacuación de orina extra te puede deshidratar, lo cual te da más sed y a la vez te hace consumir más líquidos y orinar más.
Aumento del apetito. Cuando tienes resistencia a la insulina o no produces suficiente, la glucosa no puede entrar a tus células. Privado de energía, sientes más hambre de lo normal. El apetito exagerado o su aumento también se conoce como polifagia.
• Visión borrosa. Los niveles altos de azúcar en sangre pueden producir la inflamación del cristalino del ojo, causando visión borrosa. Si los niveles de azúcar en sangre fluctúan, puedes notar por lo menos una mejora temporal cuando los niveles de azúcar están cerca de lo normal.
• Pérdida de peso inexplicable. La pérdida repentina o no planeada de peso puede ser una señal de que tus células no están obteniendo glucosa para la energía. Sin ese azúcar como combustible, tu cuerpo empieza en su lugar a quemar grasa y músculo, lo que lleva a la pérdida de peso.
• Fatiga. Cuando los niveles de azúcar en sangre son elevados, ese combustible no puede llegar a su destino. Como resultado te sientes agotado y sin energía. Es posible que tampoco estés durmiendo bien si vas frecuentemente al baño a orinar.
• Infecciones frecuentes. La levadura y las bacterias se desarrollan en el azúcar, por eso cuando los niveles de glucosa en sangre son demasiado altos existe un gran riesgo de infecciones por hongos y urinarias frecuentes o más severas.
• Heridas que tardan en sanar. Las personas con diabetes tipo 2 pueden notar que las heridas en la piel tardan mucho tiempo en sanar. Esto sucede porque la sangre que contiene altos niveles de azúcar es más espesa y se mueve más lentamente, especialmente a través de los estrechos vasos sanguíneos, lo que significa que a la sangre y al oxígeno cicatrizantes les toma más tiempo llegar al tejido afectado. Tener llagas y heridas abiertas también aumenta el riesgo de infecciones.
• Piel seca e irritada. A todos se nos puede resecar la piel, pero el picor en los pies, tobillos o piernas puede ser una señal de diabetes tipo 2 si viene acompañado de otros síntomas. La pérdida de fluídos debida a la evacuación urinaria frecuente, más la mala circulación y el daño a los nervios debido a la sangre espesa y con altos niveles de azúcar puede resecar la piel, especialmente la de las extremidades inferiores.
¿Cómo se diagnostica la diabetes?
Existen varias pruebas para el diagnóstico de la diabetes. Una sencilla prueba de sangre conocida como prueba de hemoglobina A1C (o prueba de hemoglobina glicosilada) mide los niveles promedio de glucosa en sangre de los últimos tres meses. (¿Por qué tres meses? Porque la glucosa se une a una proteína llamada hemoglobina en las células rojas de la sangre y estas células se reciclan y reponen aproximadamente cada tres meses.)
Una prueba A1C normal está por debajo de 5.7%. Un porcentaje superior refleja mayores niveles de glucosa en sangre. La prediabetes se define como un resultado de 5.7 a 6.4, mientras que se diagnostica diabetes cuando los niveles de glucosa alcanzan 6.5% o más.
Una prueba de glucosa en plasma en ayunas mide la glucosa en sangre en un único punto en el tiempo. Generalmente esta prueba se realiza a primera hora de la mañana antes del desayuno, después de haber guardado ayuno durante por lo menos ocho horas. Un resultado normal es menor a 100 miligramos por decilitro (mg/dl). Un resultado de 100 a 125 mg/dl indica prediabetes y un rango de 126 mg/dl o superior indica diabetes.
Una prueba de tolerancia oral a la glucosa mide la capacidad del cuerpo para usar la glucosa. Se usa más frecuentemente para diagnosticar la diabetes gestacional. Primero se toma una muestra de sangre en ayunas. Luego se bebe una solución especial de glucosa y se toma otra muestra de sangre dos horas más tarde. El resultado normal en ese momento es 139 mg/dl o menor. Un resultado de 140 a 199 mg/dl indica prediabetes, mientras que la diabetes es diagnosticada a 200 mg/dl o más.
Una prueba de glucosa en plasma aleatoria o casual se puede hacer en cualquier momento en que tengas síntomas de diabetes. No requiere estar en ayunas. Un resultado de 200 mg/dl o superior sugiere diabetes.
Estas pruebas no pueden distinguir entre la diabetes tipo 1 y 2. Generalmente las personas con diabetes tipo 1 son diagnosticadas en la infancia, adolescencia y como adultos jóvenes, mientras que por lo general la diabetes tipo 2 se presenta en adultos mayores de 45 años. La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune, por lo que se puede realizar una prueba de anticuerpos para ayudar al médico a determinar si tienes diabetes tipo 1 o 2.
Tratamiento para la diabetes tipo 2
La diabetes tipo 2 se trata con dieta, ejercicio y medicamentos. El objetivo del tratamiento es controlar los niveles de azúcar en sangre y prevenir las complicaciones de la diabetes.
Algunas personas lo logran solo con dieta y ejercicio. Otros necesitan medicamentos de administración oral, insulina y otros medicamentos inyectables, o una combinación de medicamentos para la diabetes tipo 2 —junto con una dieta saludable y un programa de ejercicios— para controlar los niveles de azúcar en la sangre.
Existen muchas opciones de tratamiento. Lo que te prescriba tu médico puede depender de qué otros problemas de salud tengas y qué tan bien funcionan para ti ciertos medicamentos.
Los tratamientos para la diabetes incluyen:
• Metformina. Este medicamento de administración oral viene en forma de píldora o líquida. Es con frecuencia el primer medicamento que toman las personas con diabetes tipo 2. La metformina mejora la manera en que tu cuerpo usa la insulina y reduce la cantidad de glucosa que produce tu hígado.
• Sulfonilureas. Estas píldoras hacen que el páncreas libere insulina y ayudan al cuerpo a usarla mejor. Las sulfonilureas más populares incluyen glimepirida (Amaryl), glipizida (Glucotrol) y gliburida (DiaBeta, Micronase y Glynase).
• Meglitinidas. Igual que las sulfonilureas, esta clase de medicamento incrementa la producción de insulina en el cuerpo. Estos medicamentos de administración oral, incluyendo la repaglinida (Prandin) y nateglinida (Starlix), actúan rápidamente y no permanecen en el cuerpo durante mucho tiempo, por lo que deben tomarse justo antes de las comidas.
• Tiazolidinedionas. También conocidos como TZD o glitazonas, estos medicamentos de administración oral actúan disminuyendo la resistencia a la insulina. Esta clase incluye pioglitazona (Actos) y rosiglitazona (Avandia).
• Gliptinas o inhibidores de la DPP-4. Esta clase de medicamentos optimiza la liberación de insulina en el cuerpo. Un ejemplo es la sitagliptina (Januvia).
• Inhibidores del SGLT2. Estos medicamentos de administración oral ayudan a tus riñones a remover el azúcar del cuerpo a través de la orina. Esta clase incluye la canagliflozina (Invokana), dapagliflozina (Farxiga) y empagliflozina (Jardiance).
• Agonistas del receptor de GLP-1. Los medicamentos inyectables como la exenatida (Byetta), liraglutida (Victoza) y dulaglutida (Trulicity) controlan los niveles de azúcar en la sangre al retrasar la digestión, mejorar el uso de la insulina en el cuerpo y prevenir que el hígado libere demasiada azúcar en el torrente sanguíneo.
• Terapia de insulina. Existen muchos diferentes tipos de insulina.Varían según el tiempo que tardan en actuar, el momento en que alcanzan su punto máximo y cuánto tiempo duran. La insulina viene en diferentes concentraciones y tiene múltiples métodos de aplicación —jeringa, pluma, bomba, puerto de inyección, inyector a presión e inhalador.
• Cirugía bariátrica. Las investigaciones sugieren que la cirugía de pérdida de peso puede mejorar el control de los niveles de azúcar en sangre de personas obesas con diabetes tipo 2. Algunas pueden no volver a necesitar medicamentos para la diabetes después de una cirugía bariátrica, pero estos resultados tienden a varíar de paciente a paciente.
¿Puede la diabetes tipo 2 ser curada o revertida?
Ningún tratamiento cura la diabetes. Sin embargo, esta afección crónica puede ser controlada y algunas veces los síntomas pueden desaparecer durante lapsos de tiempo.
Recuerda: la diabetes tipo 2 se desarrolla gradualmente cuando el cuerpo no usa la insulina como debería hacerlo o el páncreas no produce la suficiente. Durante un tiempo hay suficiente insulina, pero más adelante el cuerpo no puede continuar convirtiendo la glucosa en energía, lo que hace que aumenten los niveles de azúcar en la sangre.
Los tratamientos para la diabetes tipo 2 no solucionan este problema. No existe cura para la diabetes, pero los medicamentos pueden ayudar a estabilizar los niveles de azúcar en la sangre y tener control sobre ellos es crucial para prevenir o reducir las complicaciones.
Si no es tratada, la diabetes tipo 2 puede afectar el corazón, los vasos sanguíneos, los nervios, los riñones, los ojos, los pies y la piel. Incrementa el riesgo de ataque cardíaco y derrame cerebral. Puede ocasionar un fallo renal. Las personas con diabetes tipo 2 pueden perder la vista. En algunos casos severos, se les tiene que amputar un pie o una pierna. El riesgo de estas u otras complicaciones es lo que hace que sea tan importante mantener bajo control los niveles de azúcar en la sangre.
Dieta para la diabetes tipo 2b
Una dieta saludable puede ayudar a las personas con diabetes tipo 2 a perder peso y a controlar los niveles de azúcar en la sangre. Si bien no existe un plan alimentario para controlar los niveles de azúcar en la sangre que le funcione a todos, es importante lo que comes y cuánto comes.
Una opción es adoptar una dieta mediterránea basada en plantas incorporando aceites saludables, pescado, frutas, verduras, nueces y legumbres.
O “crea tu plato” con la ayuda de la herramienta del sitio web de la Asociación Estadounidense de la Diabetes. Llena la mitad de tu plato con verduras sin almidón, un cuarto con proteína y un cuarto con cereales y otros alimentos con almidón. Acompaña tu comida con agua o una bebida baja en calorías como café o té sin azúcar.
Algunas personas aprenden a contar los carbohidratos, ya que los carbohidratos afectan los niveles de azúcar en la sangre más que la proteína y la grasa. Llevar un registro de tu consumo diario de carbohidratos puede ayudar a mantener los niveles de azúcar en la sangre en un rango normal. Un dietista o un consejero de diabetes te puede ayudar a contar los gramos de los carbohidratos de las comidas que consumes.
Prevención de la diabetes tipo 2
Para prevenir la diabetes tipo 2 observa cuidadosamente tus hábitos de salud. Hay muchas cosas que puedes hacer para disminuir tu riesgo y hasta los cambios pequeños pueden ayudar.
• Consume alimentos saludables. Para prevenir el aumento de peso —un factor de riesgo importante de la diabetes tipo 2— come más frutas y verduras, reduce las bebidas y postres azucarados, y controla tus porciones.
• Pierde peso. Si tienes sobrepeso, bajar solo 5% a 7% (10 a 14 libras para una persona de 200 libras) y mantener ese peso, puede prevenir o retrasar la diabetes tipo 2.
• Mantente activo. La Asociación Estadounidense de la Diabetes recomienda una combinación de ejercicio aeróbico y entrenamiento de fortalecimiento muscular. Realiza 30 minutos de ejercicio moderado a riguroso, como caminar vigorosamente, nadar, montar bicicleta o jugar tenis por lo menos cinco días a la semana. Los ejercicios de fortalecimiento muscular desarrollan masa muscular, lo cual ayuda a quemar más calorías, aun si estás en reposo, para evitar ganar peso.
Celebridades con diabetes tipo 2
Los actores, atletas y músicos no son inmunes a la diabetes tipo 2. Si bien algunos famosos con diabetes dicen que el diagnóstico los tomó por sorpresa, otros eran conscientes de los factores de riesgo que enfrentaban, como una historia familiar de la enfermedad. Después de hacer cambios saludables, muchos decidieron hablar de los peligros de la diabetes tipo 2.
El actor Tom Hanks anunció su diagnóstico de diabetes tipo 2 en el 2013 y reveló que sus niveles de azúcar en la sangre eran altos años antes del diagnóstico. Es posible que la dieta yoyó para sus papeles —aumentó 30 libras para interpretar a Jimmy Dugan en A League of Their Own y más adelante bajó 50 para interpretar a Chuck Noland en Cast Away— puedan haber aumentado su riesgo de problemas de azúcar en la sangre.
La célebre chef Paula Deen, famosa por sus platos cargados de grasa y calorías, confirmó que tenía diabetes tipo 2 en el 2012. Una dieta con mucha mantequilla por sí sola no causará necesariamente diabetes. Sin embargo, Deen habló de otros factores de riesgo que pueden jugar un papel en la enfermedad, como la edad, los genes y el estrés.
La leyenda del tenis Billie Jean King fue diagnosticada con diabetes tipo 2 en el 2007. Después de años batallando con su peso, usó el diagnóstico como motivación para perder 35 libras. El productor musical Randy Jackson también bajó de peso tras un diagnóstico de diabetes tipo 2. Con una cirugía de baipás gástrico perdió casi 100 libras y logró controlar sus niveles de azúcar en la sangre.
Otras estrellas notables con diabetes tipo 2 incluyen a la autoproclamada “divabetic” Patti Labelle, quien fue diagnosticada tras perder el conocimiento en el escenario en 1994; el actor Paul Sorvino, que experimentó fatiga y mucha sed meses antes de ser diagnosticado; y Dick Clark, quien se convirtió en vocero de la Asociación Estadounidense de Educadores de Diabetes diez años después de su diagnóstico.
Lee el artículo que esta aquí: ¿Qué es la diabetes tipo 2?